GRANDES MUJERES EN LA HISTORIA ARGENTINA

Florentina Gómez Miranda (Olavarría, 14 de febrero de 19121 2 – Buenos Aires, 1 de agosto de 2011) fue una abogada argentina que desde 1945 tuvo destacada labor en la lucha por los derechos de la mujer. Fue diputada nacional por la Unión Cívica Radical durante la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín, destacándose su intervención parlamentaria durante la aprobación de las leyes de patria potestad compartida y de divorcio vincular.

Impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949

Alicia Moreau de Justo (Londres, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, 11 de octubre de 1885 – Buenos Aires, Argentina, 12 de mayo de 1986) fue una médica y política argentina, figura destacada del feminismo y del socialismo. Desde los primeros años del siglo XX, se involucró en los reclamos por mayores derechos para las mujeres. En 1902, junto a un grupo de compañeras, fundó el Centro Socialista Feminista y la Unión Gremial Femenina.

Cecilia Grierson (nacida en Buenos Aires, 22 de noviembre de 1859 - Buenos Aires, 10 de abril de 1934), fue la primera médica argentina. Recibió incontables galardones y homenajes para una vida plagada de resultados en favor de la educación y la medicina Argentina. Buenos Aires, Córdoba y Los Cocos le rinden homenaje imponiéndole su nombre a una de sus calles. Hoy la Escuela Nacional de Enfermería se llama Cecilia Grierson y un retrato suyo se encuentra en el Salón Mujeres Argentinas de la Casa Rosada.

Encarnación Ezcurra (Buenos Aires, 25 de marzo de 1795 - íd., 20 de octubre de 1838) fue una política argentina, esposa de Juan Manuel de Rosas. Se convertiría en la más fiel seguidora política de su marido, ayudándolo en las circunstancias más difíciles. Su rol como impulsora de la Revolución de los Restauradores e impulsora de la Sociedad Popular Restauradora y de su brazo armado la Mazorca, mientras su marido se encontraba sobrellevando la Campaña al Desierto contra los aborígenes, le aseguró a su esposo los 17 años de control después de 1835.

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